13 febrero, 2006

Revelación

Se dice con frecuencia que el fenómeno del fútbol y de los hechos que ocurren entorno a él son el reflejo de la sociedad en la que vivimos. El Profesor Antonio Merlino-Catoni, sin embargo, se anima a postular lo contrario en su libro “El eco en el espejo” (http://www.elecoenelespejo.blogspot.com/), cuya tesis principal es, justamente, “La sociedad toda no es más que un mero reflejo del gallardo deporte del balompié”.
Ante esto, y como era de esperarse, los hinchas de Boca Juniors firmaron una solicitada conminativa pidiendo el cambio de Gallardo, dicho “el Muñeco”, y postulando en su lugar a Palacio. A pesar de ello, Merlino-Catoni, que nunca entendió la poesía vanguardista, decidió dejar el texto tal como era originalmente.
Mas allá de estas divergencias lingüísticas, la afirmación del Profesor me llena de interés y viene a confirmar la intuición que siempre he tenido, cual manzana que cae sobre la cabeza de un somnoliento Newton.
Caminando una mañana entre la marea de gente de la calle 9 de Julio, inmerso en la lentitud y la fricción, recordé como un vislumbre el axioma futbolero de “abrir la cancha”, y a mi memoria llegaron Garrincha, Pinino Más, Overmars, Figo, los extremos de Bielsa, el Piojo López (ejem, a veces la mente hace lo que quiere…); y entonces abandone el fragor para moverme hacia los laterales y avanzar libre.
Fue, creo, la primera vez que sentí esa especie de certeza que se obtiene cuando se está cerca de algo importante.
Tiempo después, al leer uno de los llamados Evangelios Apócrifos que fueron encontrados en el Mar Muerto, descubrí que el Génesis, tal como fue en realidad, presenta determinantes diferencias respecto a lo que enseña el canon.
Transcribo literalmente: “…entonces el Señor tomó un trozo de barro del potrero, le insufló el aliento de vida y formó la N° 5, pero como el Señor no quería que viviera sola, le quito un casco de cuero y con eso creo al Hombre, a imagen y semejanza de la pelota”.
Más adelante se puede hallar otro fragmento significativo, “Bendijo Dios el Séptimo día y lo hizo santo, porque después de toda esta creación que había hecho ese día fue a la cancha”.
Algunos pueden resultar golpeados por esta revelación, lo sé; pero de todos modos expongo estas evidencias. Lo hago sin ánimos fanáticos, y solamente con el deseo de echar luz sobre una verdad que parece no ser evidente para la mayoría. Es decir, para ayudar a tomar conciencia, que después de todo es el verdadero deber de un periodista.

1 comentario:

Anónimo dijo...

leer esto fue casi como escucharte de nuevo...como extraño nuestras charlas...un besazo!